Un crisol es un instrumento de laboratorio utilizado para calentar, fundir, quemar y calcinar sustancias. Está fabricado de materiales altamente resistentes al calor y se utiliza en varios tipos de análisis como gravimétricos y térmicos, entre otros.
Con el crisol se pueden realizar determinaciones gravimétricas cuantitativas de variadas sustancias, para ello, algunos tienen orificios en su parte inferior que funcionan como filtro. Este instrumento tiene una gran resistencia al calor, de hasta 1.100°C de temperatura y más, para ello, está fabricado con materiales que permitan una mínima expansión térmica y una alta resistencia química.
El crisol comúnmente está fabricado de porcelana, óxido de aluminio u otro metal inerte. Uno de los primeros usos prácticos que se le dio al platino fue para la fabricación de crisoles. También se pueden utilizar cerámicos como alúmina, óxido de circonio y óxido de magnesio, los que toleran muy bien las altas temperaturas. Más recientemente se han utilizado también otros metales como Níquel o Circonio.
La tapa que posee el crisol debe ser holgada y no quedar ajustada a la base, para así permitir un escape constante de los gases que se generan durante el calentamiento de las muestras.
Para realizar una determinación gravimétrica cuantitativa, se debe recolectar o filtrar el residuo resultante desde el crisol, el que es pesado previo al análisis y de ser incinerado. El papel filtro que se utilice se incinera sin dejar residuos o rastros que afecten el análisis. Luego se debe dejar enfriar antes de analizar.
En el momento de fundir o calentar, se debe primero pre-calentar el crisol para eliminar cualquier rastro de humedad y siempre ser manipulado con pinzas. Nunca se debe apuntar hacia el rostro o cuerpo del operario mientras se está calentando y debe ser enfriado en un desecador.
El tipo de crisol a utilizar en el laboratorio, dependerá del metal que se desee fundir. Estos pueden ser:
1- Grafito: Usado para fundir oro, plata, cobre y otros metales y aleaciones.
2- Arcilla de granito: Ideal para hierro, ya que soporta hasta 1.200°C
3- Alúmina (óxido de aluminio): Para bronce, cobre, plata y oro.
4- Porcelana: Para realizar análisis inorgánico cualitativo.
5- Circonio: Para metales que requieran temperaturas hasta 2.400°C
6- Porcelana sin esmaltar: Para procesos de combustión o fundición de metales. Soporta hasta 1.350°C de temperatura.