Una mufla de laboratorio es un tipo de horno industrial usado ampliamente en las industrias de fundición, tratamiento térmico, entre otras.
El principio de funcionamiento de una mufla es utilizar la alta temperatura generada por la combustión del combustible en la cámara para calentar la pieza de trabajo para lograr el propósito de fundición o tratamiento térmico.
Este principio es bastante simple. El combustible se quema en la cámara para generar calor, lo que es luego transferido a la muestra para que se caliente. La cámara está forrada con ladrillos refractarios para evitar pérdidas de calor.
La mufla puede calentarse por gas natural, propano o petróleo. Su temperatura de funcionamiento puede llegar hasta los 1800°C. Las ventajas de este tipo de horno es que posee una estructura simple, de fácil funcionamiento y bajo costo. Sin embargo, su principal desventaja es que la eficiencia del calor es baja y su consumo de energía es alto.
Sus principales usos son crear revestimientos de esmalte, cerámica técnica, fundir vidrio y soldar. Para los laboratorios, se utiliza para tratamiento térmico de metales y aleaciones para endurecerlos, templarlos, recocerlos o normalizarlos. También se pueden utilizar para ahondar en más investigación y desarrollo y en laboratorios de ensayo.
La mufla también es utilizada en el proceso de producción de aleaciones especiales, como super aleaciones y metales refractarios. Este tipo de hornos provee de una atmósfera inerte durante el calentamiento, lo que previene la oxidación u otras reacciones no deseadas. La mufla puede equiparse con puertas que bloquean el gas, lo que permite una rápida carga y descarga de las muestras, manteniendo una presión positiva en el interior de la cámara. También se puede utilizar para sinterizar, donde la atmósfera previene la contaminación del producto que está siendo procesado.