En los laboratorios de análisis, tanto el colorímetro como el espectrofotómetro son instrumentos esenciales para medir la concentración de sustancias disueltas en solución. Aunque ambos se basan en principios similares de absorción de luz, existen diferencias clave en su funcionamiento, precisión y aplicaciones. Si alguna vez te has preguntado cuál es mejor para tu laboratorio o proyecto, en este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber.

¿Qué es un colorímetro?

Un colorímetro de laboratorio es un dispositivo que mide la absorbancia de la luz visible por una solución. Funciona enviando luz a través de una muestra y evaluando cuánto se absorbe. Su diseño suele incluir una fuente de luz visible, filtros de color, una cubeta para la muestra, y un fotodetector que mide la intensidad de la luz transmitida.

El colorímetro trabaja generalmente en tres longitudes de onda (rojo, verde y azul) y es ideal para soluciones coloreadas con análisis relativamente simples.

¿Qué es un espectrofotómetro?

Un espectrofotómetro es un instrumento más avanzado que mide la absorbancia o transmitancia de una muestra en una amplia gama de longitudes de onda, incluyendo luz ultravioleta (UV), visible (VIS) e incluso infrarroja (IR). Utiliza un monocromador que selecciona una longitud de onda específica, lo que permite un análisis mucho más detallado y preciso.

Diferencias clave entre colorímetro y espectrofotómetro

Característica Colorímetro Espectrofotómetro
Rango de longitud de onda Solo luz visible (generalmente 400-700 nm) UV, visible e IR (generalmente 190-1100 nm)
Precisión Moderada Alta
Costo Más económico Más costoso
Versatilidad Limitada a soluciones coloreadas Apta para sustancias coloreadas y no coloreadas
Curvas de calibración Menos detalladas Más precisas y flexibles
Facilidad de uso Simple, ideal para estudiantes o tareas rutinarias Requiere mayor capacitación

¿Cuándo usar un colorímetro?

El colorímetro es una excelente opción cuando:

  • Se analizan soluciones coloreadas (ej. cloro en agua, hierro, proteínas).
  • Se busca una herramienta rápida, económica y fácil de usar.
  • El análisis no requiere una precisión extrema.
  • Se realiza docencia o prácticas básicas de laboratorio.

Ejemplo de uso: análisis rutinario de agua potable para medir la concentración de cloro residual mediante el método DPD.

¿Cuándo usar un espectrofotómetro?

El espectrofotómetro es preferible cuando:

  • Se necesita alta precisión y sensibilidad.
  • Se deben analizar sustancias transparentes o incoloras.
  • El análisis involucra amplios rangos espectrales, como en UV-Vis.
  • Se trabaja en investigación científica, farmacéutica o bioquímica.

Ejemplo de uso: determinación de la concentración de ADN a 260 nm o proteínas a 280 nm, donde la muestra no tiene color visible.

¿Cuál deberías elegir para tu laboratorio?

Todo depende del tipo de análisis, presupuesto y nivel técnico de los usuarios. Si estás en un entorno educativo o necesitas realizar análisis rápidos y económicos, el colorímetro es ideal. Si tu laboratorio exige exactitud, trazabilidad y análisis más complejos, el espectrofotómetro es la mejor inversión.

Ambos instrumentos tienen su lugar en el laboratorio moderno. Conocer sus diferencias técnicas y aplicaciones prácticas te permitirá seleccionar el equipo adecuado para tu trabajo y garantizar resultados confiables y reproducibles.

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