Diferencias clave y cómo saber cuándo dar el salto a un análisis reológico completo

En el laboratorio, medir la viscosidad de un fluido es un procedimiento habitual para evaluar su comportamiento. Pero en muchas aplicaciones industriales, sobre todo cuando se trabaja con materiales no newtonianos o complejos, la viscosidad no es suficiente. Ahí entra en juego la reología, una disciplina más completa que analiza cómo fluyen y se deforman los materiales.

¿Qué es la viscosidad?

La viscosidad es una propiedad física que indica la resistencia interna de un fluido a fluir. Se mide comúnmente en Pa·s o mPa·s y representa la relación entre el esfuerzo de corte aplicado y la velocidad de deformación.

Los viscosímetros son instrumentos diseñados para medir este parámetro bajo condiciones específicas. Existen distintos tipos: rotacionales, capilares, de caída de bola o vibracionales, y son ampliamente utilizados por su simplicidad y rapidez.

¿Qué es la reología?

La reología estudia el comportamiento de los materiales bajo deformación: flujo, elasticidad, plasticidad, tixotropía, viscoelasticidad, etc. No solo mide la viscosidad, sino también cómo esta cambia en función del tiempo, la temperatura, la frecuencia o la tasa de cizalladura.

Los reómetros son instrumentos más avanzados que permiten caracterizar:

Viscosímetro vs. reómetro: diferencias clave

Característica Viscosímetro Reómetro
Qué mide Viscosidad (único valor) Viscosidad + propiedades reológicas
Tipo de materiales Fluidos newtonianos o poco complejos Materiales newtonianos y no newtonianos
Curvas de flujo No genera Sí, curvas completas viscosidad vs. cizalla
Viscoelasticidad No
Ensayos oscilatorios No
Versatilidad Limitada Muy amplia
Costo y complejidad Bajo, fácil de usar Alto, requiere capacitación

¿Cuándo basta un viscosímetro?

El viscosímetro es ideal cuando:

El producto es newtoniano (su viscosidad no cambia con la cizalladura): por ejemplo, agua, aceites ligeros, disolventes.
Se necesita una medición rápida y rutinaria para control de calidad.
Se requiere comparar lotes o detectar desviaciones simples.
La aplicación solo exige un valor único de viscosidad, como en jarabes o pinturas estándar.

Ejemplos de uso típico:

  • Laboratorios de control de calidad de alimentos líquidos
  • Producción de cosméticos como lociones o champús
  • Formulación de tintas o disolventes industriales

¿Cuándo necesitas un reómetro?

Debes considerar usar un reómetro cuando:

Trabajas con materiales no newtonianos, como geles, cremas, emulsiones, polímeros, lodos, etc.
Quieres entender cómo cambia la viscosidad ante diferentes tasas de cizalladura.
Necesitas analizar comportamiento tixotrópico o viscoelástico.
Tu producto requiere procesos como bombeo, mezclado o extrusión, donde la deformación mecánica es clave.
Estás en I+D, optimizando una formulación o desarrollando nuevos materiales complejos.

Ejemplos de análisis reológicos:

  • Estabilidad estructural de una mayonesa o ketchup
  • Evaluación de curado de un adhesivo epóxico
  • Diseño de pastas dentales, polímeros o recubrimientos funcionales
  • Análisis de cizallamiento en concreto o materiales geotécnicos

¿Qué tipo de material tienes?

Una forma sencilla de decidir es identificar si el material se comporta de manera lineal y constante o si responde dinámicamente a las condiciones externas.

Tipo de comportamiento Ejemplo Instrumento sugerido
Newtoniano Agua, etanol, aceite mineral Viscosímetro
Pseudoplástico Pinturas, sangre, cosméticos Reómetro
Dilatante Suspensiones concentradas Reómetro
Tixotrópico Mayonesa, cremas Reómetro
Viscoelástico Gelatina, polímeros, silicona Reómetro

¿Y si ya tienes un viscosímetro?

Un viscosímetro es un excelente punto de partida. Pero si tus productos son sensibles al cizallamiento, cambian con el tiempo o la temperatura, o presentan flujo complejo, entonces dar el salto a un reómetro puede ayudarte a:

  • Mejorar formulaciones
  • Predecir comportamiento en uso final
  • Optimizar procesos de fabricación
  • Reducir rechazos por comportamiento inesperado

Tanto el viscosímetro como el reómetro son herramientas valiosas en el análisis de materiales. El primero es perfecto para mediciones simples y rápidas de viscosidad, mientras que el segundo es imprescindible cuando se requiere un análisis profundo del flujo y deformación, especialmente en productos no newtonianos o de alta complejidad reológica.

Invertir en reología no solo mejora la caracterización, sino que agrega valor al desarrollo de productos innovadores, estables y funcionales.

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