En 1880, France Chamberland, estudió un instrumento creado dos siglos antes, el cual se utilizaba para separar grasa y tejidos de los huesos mediante vapor de agua a alta presión. Fueron estos estudios la base para que Chamberland creara el autoclave, una pieza que se volvería instrumental en el avance de la ciencia y la medicina.
Utilizando las propiedades termodinámicas del agua, el autoclave logra descontaminar todo tipo de materiales utilizados en el laboratorio y lo hace de manera rápida y sin dañar el instrumento que se esté esterilizando.
El proceso de aplicar calor húmedo a los instrumentos durante la esterilización, se puede realizar mediante agua hirviendo, vapor fluyendo libremente y vapor bajo presión, siendo este último el más efectivo y eficiente en tiempo y costos, ya que el vapor es sometido a una presión mayor a la atmosférica logra detener los procesos vitales de los microorganismos.
La efectividad de este método de esterilización mediante autoclave, es la alta penetración del agua en estado gaseoso en los poros de los elementos que se están sometiendo al proceso. Además, es menos tóxico que aquellos realizados utilizando elementos químicos.
Al utilizar un autoclave, es siempre necesario asegurarse de que todo el aire salga de la cámara una vez finalizado el proceso, ya que el aire acumulado en la parte superior puede influir en subsiguientes procesos de esterilización, cuyos resultados serán inciertos. Otra forma de asegurarse de que esto no suceda, es realizando el proceso por tiempo más prolongado del necesario.
Esterilizando un elemento con un autoclave, se asegura que haya inactivación microbiana, para ello, el autoclave somete los implementos a una temperatura de 121°C por 15 minutos a una presión de dos atmósferas o también a 134°C por 3 minutos con una presión equivalente a 3 atmósferas.
El uso de agua para este proceso hace que sea uno no tóxico, económico, de fácil manipulación, inocuo al ser liberado al medio ambiente y de fácil acceso. A pesar de esto, el agua a utilizar debe tener una turbiedad y dureza mínimas, un PH no inferior a 7, no contener aceites ni elementos corrosivos, no ser agua potable, tener un bajo contenido de cloro y una ausencia de gases.
Debido a la imperativa necesidad del uso de material estéril en la microbiología, el contar con un autoclave para la esterilización del equipamiento del laboratorio como medios de cultivo, material de vidrio e incluso ropa de trabajo, logra resultados más fidedignos en los trabajos y un ambiente de trabajo más seguro para el equipo del laboratorio.