Al momento de comenzar un tratamiento médico con fármacos, en la mayoría de los casos se trata de un tema de ensayo y error, hasta encontrar el medicamento adecuado para una persona con una patología específica. Pero, ¿Por qué algunos remedios son efectivos para algunas personas y para otras son dañinos?
La respuesta a esta disyuntiva está en la genética específica de cada ser humano y para ello existe el estudio farmogenético, el cual puede definir un perfil que permite recetar el medicamento correcto para el paciente adecuado.
Este estudio consigue evaluar, entre otras cosas, la respuesta positiva o negativa del organismo a un fármaco en específico, el riesgo de reacciones adversas, la dosis adecuada para el paciente y la metabolización del fármaco en cada persona.
La importancia de estos estudios radica en que la respuesta a ciertos tratamientos es muy variada. Por ejemplo, el 60% a 70% de los pacientes con depresión no responde plenamente a los antidepresivos y entre el 30% a 40% no lo hace en absoluto. En el 50% de los casos esta respuesta no adecuada corresponde a la genética específica del paciente en tratamiento.
De esta forma, el estudio farmogenético ayuda también a evitar la aparición de efectos adversos de los medicamentos, los cuales son imposibles de predecir y afectan entre un 40% y 90% de los pacientes.
La realización de este estudio mejora considerablemente la calidad de vida del paciente, además de evitar la compra constante de medicamentos que no son los adecuados y también de ahorrar tiempo, obteniendo así, el paciente, el tratamiento adecuado de manera rápida y personalizada.