A pesar de haber sido premiada este 2020, CRISPR es una herramienta genética que vio la luz en 2012 y que se ha consolidado como una potente promesa de la biología molecular y una que está constantemente actualizándose.
CRISPR funciona utilizando las proteínas llamadas Cas, las cuales cortan el ADN en ciertas zonas específicas y para lograrlo, Cas es guiada por una molécula de ARN que es complementaria a la zona de ADN donde Cas va a actuar.
La herramienta más reciente de CRISPR es un método al que han denominado CARMEN, acrónimo de “Combinatorial Arrayed Reactions for Multiplexed Evaluation of Nucleic acids” y que permite detectar uno o varios virus de manera simultánea en más de mil muestras clínicas.
CARMEN es una fusión de dos técnicas CRISPR, SHERLOCK (Specific High-sensitivity Enzymatic Reporter unLOCKing) y los dispositivos microfluídicos. Siendo la primera una herramienta de diagnóstico y la segunda, dispositivos que utilizan cantidades mínimas de líquido en un microprocesador, también como método de diagnóstico.
La forma en que se realiza este procedimiento es, primero, generando dos nanogotas, una de la muestra a analizar y otra en la que van los reactivos. Estas nanogotas se mezclan y disuelven en los pocillos y luego se inicia la reacción de manera simultánea mediante descarga eléctrica. Posteriormente, se podrá analizar la muestra mediante un microscopio de fluorescencia y se interpretará. Este proceso se realiza de manera simultánea en más de mil muestras.
Las aplicaciones de este método de detección son múltiples. Además de detectar los 169 tipos de virus conocidos, esta técnica puede también detectar decenas de mutaciones de VIH, lo que ayudará a determinar el tratamiento adecuado para cada paciente.
Adicional a todos sus beneficios prácticos, el dispositivo para realizar este método es del tamaño de un smartphone y puede analizar en sólo 8 horas las más de mil muestras simultáneas.