Se conoce como oxígeno disuelto al oxígeno gaseoso que se encuentra disuelto en una solución acuosa. La presencia de este tipo de oxígeno en una muestra corresponde al resultado de cambios de temperatura, impacto medioambiental y calidad del agua que se está analizando.
La presencia de oxígeno disuelto está relacionada directamente con la calidad del agua y este puede ser medido con precisión mediante un medidor de oxígeno disuelto, para así establecer las variantes que determinan la calidad del agua. Este equipo también es utilizado como control de calidad en la industria alimentaria, para equipos hospitalarios, aire acondicionado, pozos y lagunas, entre otros.
El medidor de oxígeno disuelto funciona mediante sondas integradas, las cuales son capaces de medir los niveles de oxígeno. Estas sondas funcionan en conjunto con sensores de fluorescencia óptica, sensores polarográficos o sensores galvánicos. Este conjunto proporciona una medición segura y eficiente.
Son los sensores de fluorescencia óptica los encargados de arrojar el resplandor, cuya duración determinará los niveles de oxígeno. Los sensores polarográficos en cambio, requieren de una fuente de voltaje externa y será el voltaje potencial entre el ánodo y el cátodo el que determinará el nivel de oxígeno disuelto.
Finalmente, los sensores galvánicos no necesitan voltaje externo para generar energía y funcionan con cátodos y ánodos de electrolitos. Cuando el oxígeno ingresa a través de una membrana que genera voltaje, se produce la reacción que indica la presencia del oxígeno disuelto. La diferencia de voltaje potencial determinará la variable.
Un medidor de oxígeno disuelto moderno es capaz de medir simultáneamente el oxígeno y la temperatura de una solución líquida. Adicionalmente, se puede establecer el oxígeno presente ya sea por salinidad o por presión.