Muchos laboratorios utilizan un horno para calentar, secar, envejecer, desgasificar, curar o condicionar muestras. Los hornos de laboratorio normalmente están disponibles con convección natural o asistida por ventilador. A continuación, detallamos las ventajas y desventajas de cada método.
1- Convección por ventilador
Un horno con convección asistida por un ventilador tiene dos ventajas principales:
– Mejor uniformidad: Mientras el ventilador mueve el aire por la cámara de manera constante, la uniformidad dentro de ella también será mejor. Esto significa que la temperatura varía menos cuando se toma en diferentes puntos del horno.
Por ejemplo, en un ventilador de 110 UF, con un horno a 100°C, la uniformidad será de ±1.2°C
– Calor y recuperación más rápida: Tener la asistencia de un ventilador significa que el tiempo inicial de calentamiento del equipo y el de recuperación, cuando por ejemplo, se abre la puerta, será menor. Tomando como máximo 20 minutos en calentar y 12 en recuperarse.
2- Convección natural
Normalmente, un horno con convección natural debe ser escogido para condiciones especiales, tales como:
– Muestras en polvo: Este tipo de muestras pueden fácilmente verse intervenidas por la convección por ventilador, esto es particularmente importante para aquellas muestras en polvo que son tóxicas o peligrosas.
– Evitar la evaporación: Para cuando se requiere mantener una muestra a temperaturas elevadas pero sin secarla. El movimiento de aire más suave no promueve la evaporación en un rango tan alto, por lo que es un equipo ideal para cuando se quiere evitar un sobre-secado.
Es por lo mencionado anteriormente, que se recomienda escoger primeramente un horno con convección asistida por ventilador, a menos que se requieran aplicaciones específicas, como las ya enumeradas.