La mayoría de los equipos de refrigeración y congelamiento poseen una luz, un ventilador y un termostato. Cada uno de estos elementos, que son vitales para el correcto funcionamiento y uso del equipo, generan una chispa, que es casi imperceptible, al encenderse.
Esto no tiene mayor importancia si se trata de un equipo de refrigeración doméstico, en el que se almacenan vegetales y lácteos, pero en el caso de un equipo de laboratorio, en el que se pueden guardar soluciones con vapores inflamables, esto puede causar una explosión, poniendo en peligro no sólo la integridad de las muestras, sino también, la seguridad de los operarios del laboratorio.
Es por estos motivos que, al momento de escoger un equipo de refrigeración para el laboratorio, se debe tener en cuenta el tipo de sustancias que se almacenarán en él y sobre todo, si estas son inflamables.
Frente a esto, se recomienda invertir en un equipo libre de chispa, ya que en ellos, todas las fuentes de ignición son removidas de la cámara principal, eliminando así el riesgo de incendio o explosión causado por una solución peligrosa. Aún así, estos no son equipos diseñados para almacenar contenedores abiertos, sobre todo aquellos que contengan soluciones volátiles. Todos los contenedores deben estar cerrados para evitar el escape de vapores explosivos.
Un freezer o refrigerador libre de chispa también tiene otras ventajas, más allá de la seguridad, por sobre los equipos de uso doméstico. Están diseñados para un uso más frecuente y pesado, algunos poseen también una cerradura para la puerta y tienen una pantalla en la que se puede visualizar la temperatura mínima y máxima registrada. También se puede obtener un equipo que posea una alarma que indicará si la temperatura ha subido demasiado, bajado demasiado o para avisar si la puerta ha quedado mal cerrada.