El uso constante de la balanza analítica requiere que se realice una calibración externa. Esto se debe realizar por una serie de motivos críticos para su funcionamiento. Incluso el simple proceso del envío de este equipo, desde el fabricante, hasta el laboratorio, puede causar pequeños cambios en la mecánica de la balanza.
También puede suceder que los laboratorios usen pesos que son levemente diferentes entre sí, o a los utilizados por el fabricante para calibrar el nuevo equipo. Estos pequeños cambios pueden significar grandes diferencias en los resultados de la medición.
Diferentes modelos de balanzas reaccionan diferente a un cambio de locación. Un equipo menos sensible, por ejemplo, una que sea legible hasta 1.0 g, puede no ser capaz de medir un cambio en gravedad cuando es trasladada a un lugar físico diferente. Por otro lado, un equipo más sensible, como aquellos que generalmente se utilizan en los laboratorios, mostrará más fácilmente la diferencia en las fuerzas gravitacionales.
Finalmente, en las balanzas de laboratorio más sensibles, es posible que incluso una pequeña diferencia en su ubicación, cause grandes cambios en su calibración. Para una mayor precisión, la balanza debe ser calibrada regularmente o si la temperatura ambiente local cambia más de 2°C y sobre todo si se están haciendo mediciones de alta precisión.
Algunas balanzas están equipadas con calibración interna y mientras que no significa un mayor costo del equipo, es una característica útil para tener. La mayoría de estos equipos que ofrecen esta mejora, también tienen calibración externa.