El Autoclave es un equipo especializado, que utiliza un método físico para desinfectar y esterilizar. Este proceso se logra utilizando una combinación de vapor, alta presión y tiempo. El vapor es efectivo al transferir energía térmica (comparada con el aire seco) y puede esterilizar una carga a 121°C en sólo 15 minutos.
La mayoría de los instrumentos y contenedores de vidrio del laboratorio son adecuados para el Autoclave. Sin embargo, es importante tomar nota de algunas diferencias clave entre los tipos de vidrio utilizados en el laboratorio, así como métodos de buenas prácticas al realizar el ciclo de autoclavado.
Antes de ingresar un envase de vidrio al Autoclave, se debe considerar si es adecuado para ello y el tipo de vidrio que posee. El vidrio borosilicato es seguro para autoclavar, ya que el material tiene una muy buena resistencia al shock térmico. Hay un riesgo más alto de quebraduras cuando el instrumento de vidrio está hecho de cal sodada o vidrio de pedernal, ya que este material no posee el mismo margen de seguridad.
Un contenedor o botella de vidrio, que tenga un recubrimiento de plástico, también puede ser insertado en el Autoclave, sin embargo, el material de recubrimiento se somete a un proceso de hidrólisis durante el autoclavado, lo que significa que podrán resistir menor ciclos en el Autoclave que aquellos contenedores que no están recubiertos.
Al momento de cargar los instrumentos de vidrio al Autoclave, se recomienda primeramente usar elementos de protección personal. Típicamente esto incluye protección ocular y de rostro, zapatos cerrados y guantes resistentes al calor para remover los ítems del interior, especialmente instrumentos de vidrio calientes.
Luego, se debe evitar llenar demasiado el Autoclave, para permitir que el vapor circule para un proceso de esterilización correcto. También se recomienda que los instrumentos y contenedores se limpien antes de ser insertados al equipo, para así prevenir que sustancias contaminantes se adhieran a las paredes de botellas e instrumentos.
La esterilización con vapor se recomienda a 121°C, 126°C o 134°C, dependiendo de la aplicación. Según los estándares, el tiempo no debería ser menor a 15 minutos, 10 o 3 minutos, respectivamente para cada temperatura mencionada.