La cromatografía gaseosa (GC), es un proceso analítico utilizado para separar y analizar los componentes de una muestra. Esta es una herramienta importantísima en los análisis de laboratorio, la que es capaz de generar resultados altamente confiables.
En esta técnica instrumental, el gas es la fase móvil que arrastra los componentes de la muestra que se está analizando. Este gas, que generalmente es helio, se mueve al interior de una columna cromatográfica, donde a la vez, se van separando los componentes de la muestra. Esto también se puede realizar con otros gases como nitrógeno, hidrógeno, argón y metano.
Existen dos tipos de cromatografía gaseosa:
1- Cromatografía de Gas-Sólido (CGS): Se diferencia en que posee una fase estacionaria sólida en lugar de una líquida.
En esta técnica, el sólido, que son usualmente tamices moleculares, tiene poros de un diámetro controlado, en los que se retienen las moléculas, a medida que viajan por la columna.
Este tipo de cromatografía gaseosa se utiliza únicamente en aplicaciones muy específicas, debido a la capacidad del sólido para retener de manera irreversible una molécula, lo que puede alterar completamente los cromatogramas y su valor analítico.
2- Cromatografía de Gas-Líquido (CGL): Esta abarca una mayor cantidad de aplicaciones y por tanto, es la más utilizada en los laboratorios.
Es más, su uso está tan establecido, que sus siglas, CGL, son sinónimo de cromatografía gaseosa, independiente del método que se esté utilizando en específico.