Una Incubadora es uno de los equipos más importantes en un laboratorio de microbiología. Consiste en una cámara con control de temperatura utilizada para hacer crecer y mantener cultivos microbianos.
Estos equipos generalmente están hechos de acero inoxidable o vidrio y contienen un elemento generador de calor incorporado y un termostato para regular la temperatura, niveles de CO2 y humedad. Esta cámara también tiene un ventilador para circular el aire y prevenir puntos de calor.
En el mercado, se pueden encontrar incubadoras con y sin gas, las que se pueden usar, por ejemplo, para incubar huevos para su venta. La presencia de CO2 o su ausencia, es la base para la gasificación. Dependiendo de la tarea, muchos tipos de incubadoras están disponibles, como los biorreactores, incubadoras con agitación y equipos con demanda biológica de oxígeno.
El uso común de una incubadora en el laboratorio es el de proveer de condiciones óptimas de crecimiento para células o cultivos. También se utiliza para mantener la viabilidad de las líneas celulares y cepas de bacterias. Adicionalmente, se usa para mantener los niveles de temperatura y humedad, además de regular los niveles de CO2.
Las incubadoras realizan variadas funciones, como agitación, esterilización y almacenamiento. Las incubadoras con agitación se utilizan para cultivar microorganismos que requieren de una agitación constante. La esterilización es necesaria para prevenir la contaminación de los cultivos y aquellas con almacenamiento se utilizan para guardar los cultivos a temperaturas específicas hasta que sean necesarios.
Otros usos comunes para la incubadora incluyen incubar huevos y criar insectos. Las mariposas y polillas son dos ejemplos de insectos que se crían comúnmente en incubadoras. Los requerimientos de temperatura y humedad de estos insectos varían dependiendo de la especie.