Centrífuga de laboratorio: Cómo seleccionarla

Una centrífuga es una pieza fundamental del equipamiento de los laboratorios. A veces puede ser una tarea un poco abrumadora seleccionar la centrífuga adecuada para su aplicación específica. Desde mini centrífugas hasta centrífugas de alta capacidad, vienen en una variedad de tamaños, funciones y capacidades. Con la adición de funciones como refrigeración y conexiones de red, agrega otra capa a esta tarea casi desalentadora.

1) ¿Cuáles son sus requisitos de velocidad?

Las velocidades de las centrífugas se miden en RPM o revoluciones por minuto, que describen qué tan rápido gira el rotor de las centrífugas. También se miden en RCF, o fuerza centrífuga relativa, que se refiere a la cantidad de fuerza o aceleración que se ejerce sobre la muestra. A medida que aumenta la velocidad de rotación, los materiales más densos se alejan del eje de rotación y los materiales más livianos se acercan. Los requisitos de velocidad y fuerza variarán según la aplicación, por lo tanto, obtener la centrífuga adecuada que se ajuste a sus necesidades específicas es el primer paso crucial al seleccionar una centrífuga.

2) ¿Qué tipo de rotores necesita?

Además de los requisitos de velocidad y fuerza, el rotor utilizado es igual de importante; ya que necesitará un rotor que sea apropiado para su aplicación dentro del rango de velocidad de la centrífuga y que necesite. Los rotores se utilizan para soportar los tubos de muestra durante el funcionamiento de la centrífuga.

Los dos tipos principales de rotores son los rotores de cangilones oscilantes y los rotores angulares. Un rotor de cubeta oscilante utiliza cubetas para contener los tubos de muestra. Los cubos giran en un ángulo creciente hasta que es casi perpendicular a medida que aumenta la velocidad del rotor. Los rotores basculantes son ideales para aplicaciones de baja velocidad y alta capacidad. Un rotor de ángulo fijo, los tubos se colocan en un ángulo de 45 grados durante la totalidad de la rotación. Los rotores de ángulo fijo son ideales para muestras de alta velocidad pero de menor capacidad, ya que giran hasta 3 o 4 veces más rápido que los rotores de cubeta basculante.

3) ¿Es necesario refrigerar sus muestras?

Principalmente hay dos tipos de centrífugas, ventiladas y refrigeradas. Una centrífuga ventilada atrae aire al recipiente y luego expulsa ese aire de la unidad. Esto mantendrá el contenido del recipiente a una temperatura ligeramente superior a la temperatura ambiente del laboratorio circundante. También se debe tener en cuenta que esta temperatura aumentará durante un ciclo de centrifugado típico de 10 minutos; sin embargo, el aumento variará en varios grados. Las centrífugas ventiladas son adecuadas para aplicaciones en las que el control preciso de la temperatura no es crítico.