La pipeta automatizada es una clase de instrumento que se utiliza para dispensar, transferir, diluir o mezclar muestras y reactivos. Los manipuladores de líquidos manejan con precisión pequeños volúmenes de muestra, que van desde microlitros a mililitros, y realizan una variedad de operaciones, que incluyen pipeteo, mezcla y dilución en serie.
La pipeta automatizada ofrece varios beneficios en comparación con la preparación experimental manual:
Exactitud: Una pipeta puede dispensar con precisión el volumen exacto de muestra o reactivo, con errores o variaciones mínimas.
Precisión: La precisión de la pipeta automatizada es mucho mayor que la del pipeteo manual, lo que permite obtener datos experimentales fiables y reproducibles.
Eficiencia: Una pipeta automatizada puede procesar grandes volúmenes de muestras de manera rápida y eficiente, liberando un tiempo valioso para los investigadores.
Flexibilidad: Puede dispensar con precisión una amplia variedad de líquidos, desde soluciones viscosas, como el glicerol, hasta muestras de bajo volumen.
Ahorro de tiempo: Puede automatizar tareas repetitivas, liberando tiempo para que los investigadores se concentren en el trabajo simultáneo.
Rentable: Al reducir el error humano y minimizar la necesidad de pipeteo manual, la pipeta automatizada puede reducir el desperdicio de consumibles y reactivos, mejorando la eficiencia general del laboratorio.
Control de calidad: Dado que la pipeta automatizada realiza la preparación de la reacción en un entorno cerrado y sin operadores, los casos de contaminación cruzada de muestras son raros.
Los manipuladores de líquidos se utilizan comúnmente en la detección de alto rendimiento (HTS), el descubrimiento de fármacos y la investigación genómica para acelerar y optimizar los flujos de trabajo experimentales. Otros instrumentos robóticos de laboratorio comunes incluyen lavadoras de placas, dispensadores de reactivos, manipuladores de placas y sistemas de extracción de ácidos nucleicos.