La Espectometría de absorción atómica es una técnica de química analítica que se realiza desde el siglo XIX y que su metodología utilizada actualmente data de 1950. Su uso se basa principalmente en la determinación de elementos metálicos en una muestra y se puede aplicar a más de 62 metales distintos en una misma solución de muestra.
Basándose en la ley de Beer-Lambert, la Espectometría de absorción atómica analiza los electrones de los átomos en el atomizador, los cuales son promovidos a orbitales más altos por un instante, mediante la absorción de luz de una determinada longitud de onda. Esta última es una transición de electrones en un elemento particular y cada longitud de onda corresponde a un solo elemento. Al calcular cuántas de estas transiciones tienen lugar, se puede obtener una señal que es proporcional a la concentración del elemento que se mide.
El equipamiento de laboratorio necesario para realizar la Espectometría de absorción atómica es:
- Atomizador: Para analizar los constituyentes atómicos de una muestra es necesario atomizarla. Esto se puede realizar mediante una llama, un horno de grafito o un plasma de acoplamiento inductivo. Si se utiliza una llama, ésta se posiciona para que pase a lo largo lateralmente (10 cm) y no en profundidad. Ésta se puede controlar mediante un ajuste del flujo de mezcla de combustible. Luego, un haz de luz pasa a través de esta llama en el lado más largo del eje e impacta en un detector.
- Fuente de luz: Ésta debe tener una anchura espectral más estrecha que la de las transiciones atómicas. Para ello, se puede utilizar una lámpara de cátodo hueco o un láser de diodo.
- Espectómetro: Con el fin de reducir el efecto de emisión del atomizador o del ambiente, normalmente se usa un espectómetro entre el atomizador y el detector.