En la actualidad, el trabajo con nanopartículas ha sido de gran interés para la comunidad científica, debido a que éstas no poseen propiedades ferroeléctricas y ferromagnéticas, además de que cambian sus propiedades eléctricas y catalíticas y la disminución de su punto de fusión y relación superficie-volumen.
Dentro de la variedad de métodos existentes para la obtención de estas nanopartículas, destaca el uso del calentamiento con microondas, el cual permite obtener estas partículas en un corto periodo de tiempo. Adicionalmente, este método es muy útil para la sintetización de materiales, vulcanización de polímeros, química sintética, catálisis y el procesamiento de materiales inorgánicos.
Adicional a estos beneficios, el uso de microondas es eficiente en tiempo y recursos, ya que reduce el tiempo de calentamiento de los materiales, debido a la ausencia de inercia dentro del horno, y ahorro de energía. La radiación de estas ondas electromagnéticas permite un calentamiento selectivo de compuestos en una mezcla, con aceleración de velocidad de reacción durante la transferencia de energía electromagnética a térmica.
Ahora bien, no todos los materiales pueden ser calentados por microondas, es por esto que se usa un susceptor, que es un material que transforma la energía electromagnética en térmica. El susceptor, en conjunto con el microondas, aceleran el proceso de calentamiento, al ser de forma bidireccional con pérdidas de calor reducidas en la superficie del material. A este proceso se le conoce como calentamiento híbrido.
A pesar de sus beneficios, el microondas en el laboratorio ha sido utilizado únicamente para la síntesis de materiales a escalas pequeñas, como el crecimiento de nanohilos o la obtención de plasma, ya que este proceso provoca un aumento de la temperatura instantáneo, además de el hecho de que hay materiales que no es posible sintetizar por este método, debido a su elevado punto de fusión y que la presencia de susceptores puede contaminar la muestra.