En el laboratorio, para el correcto almacenamiento de la sangre, se debe contar con un refrigerador especializado para esta función. A pesar de esto, los refrigeradores para almacenamiento de sangre, también resultan útiles para el almacenamiento de medicamentos, soluciones, reactivos y cultivos entre otros.
El refrigerador en donde se almacena la sangre debe contar con algunos componentes básicos, como control mediante un microprocesador, pantalla LED para el monitoreo de la temperatura, alarma visual y sonora para los cambios bruscos de temperatura y fallas en el sistema, enfriamiento por aire forzado y refrigerante libre de CFC (Clorofluorocarburos) los cuales son dañinos para el medioambiente.
En su interior, el equipo de refrigeración debe tener paredes de acero inoxidable, además de bandejas y estantes ajustables para el almacenamiento de la sangre y fácil organización de los elementos. El refrigerador debe estar ubicado en una superficie plana y bien ventilada.
Con respecto al almacenamiento en sí de la sangre, los laboratorios deben contar con reglas establecidas y basadas en la normativa vigente sobre el procesamiento, condiciones de almacenamiento e instrucciones sobre pasos a seguir en caso de falla de equipos o cualquier otra eventualidad.
Cada compartimiento dentro del refrigerador debe estar debidamente separado, distribuido y señalizado para el almacenamiento de unidades no procesadas o no estudiadas, mezclas seleccionadas para pacientes en específico, mezclas para uso autólogo, reactivos, etc. Asimismo, estos compartimientos destinados para la refrigeración de sangre, no deben utilizarse para conservar alimentos, bebidas o cualquier material contaminante.
Finalmente, el equipo de laboratorio, deberá diariamente chequear las condiciones de limpieza del refrigerador que contiene la sangre y tomar medidas correctivas de ser necesario. También revisar el correcto funcionamiento de las alarmas y los registros electrónicos y manuales de la temperatura.