El Baño Ultrasónico es utilizado en los laboratorios de química, biología y microbiología como una forma de higienizar instrumentos o materiales frágiles que requieren mayor cuidado en sus procesos. Es un equipo fácil de utilizar, rápido y eficaz para esta tarea.
Algunos equipos que son más frecuentemente esterilizados en un Baño Ultrasónico son las pinzas de laboratorio, matraces, tubos de ensayo, vidrios de reloj, agitadores, instrumentos quirúrgicos, lentes, boquillas y prótesis, entre otros.
La sanitización de instrumentos y materiales, utilizando un Baño Ultrasónico, elimina la necesidad de aplicar químicos que pueden resultar corrosivos o dañinos para los implementos, como lo son los ácidos bases, potasa alcohólica o soluciones de dicromato sódico. Además de ser un riesgo para el trabajador del laboratorio que manipula estos químicos.
Este equipo logra eliminar las partículas más pequeñas que puedan estar alojadas en los materiales del laboratorio. Esto gracias a que funciona con vibraciones de alta frecuencia mediante transductores, como parte de una cadena de medición que transforma los impulsos físicos en una señal eléctrica.
Las ondas eléctricas generadas se mueven por el tanque del Baño Ultrasónico, creando implosiones en el agua, como parte de un fenómeno llamado Cavitación, en el cual se forman cavidades llenas de vapor, debido a la formación e implosión de miles de burbujas por minuto. Esto se produce debido a los constantes cambios en la temperatura que genera el Baño.
Para su uso, se deben posicionar los implementos en la canasta, al interior del Baño, cuidando de no sobrepasar la capacidad establecida del equipo, tanto en la canasta como en el tanque de agua, los cuales tienen capacidades que van desde los 2 a los 30 litros. Los programas de trabajo del Baño Ultrasónico pueden pre-establecerse de antemano, así el equipo logrará trabajar de manera autónoma, mejorando la eficiencia del equipo del laboratorio.