Existe una gran cantidad de Hornos de distintos tipos para los laboratorios y la industria. Elegir el equipo que mejor se adapte a las aplicaciones que se requieren va a depender de la temperatura máxima a la que se desee trabajar. Es por esto que dejamos los motivos por los cuales conviene adquirir un Horno de Secado o una Mufla para el laboratorio.
Como mencionamos anteriormente, la primera diferencia entre un Horno de Secado y una Mufla es la temperatura que alcanzan. El Horno de Secado puede llegar hasta los 300°C de temperatura y su cámara interna está hecha de acero inoxidable. La transferencia de calor es mediante flujo de aire.
Por otro lado, la Mufla puede alcanzar temperaturas desde los 500°C hasta los 1800°C y la transferencia de calor se produce por radiación.
Con respecto a las funciones y usos de cada uno. El propósito principal de un Horno de Secado es el de calentar, secar, endurecer o esterilizar materiales y partes de equipamientos de laboratorio. Durante el proceso, el aire fresco entra por los elementos de calor para luego salir como aire húmedo. El flujo de aire logra una temperatura uniforme dentro del Horno al lograr disipar el aire caliente.
Algunos usos del Horno de Secado es el secado de materiales, extracción de altas cantidades de agua de las muestras, esterilización y secado de platos, calentamiento y relajación de partes en proceso de ensamblaje, esterilización de implementos de laboratorio, pruebas de calor para productos electrónicos, etc.
La Mufla, en cambio, no es adecuada para el trabajo a bajas temperaturas, ya que al trabajar con radiación, el equipo no logra emitir suficiente calor a 300°C o 400°C. Una Mufla puede proveer calor continuo para el procesamiento de muestras y materiales. Estos equipos están diseñados para el tratamiento de materiales como cerámicas, metales y vidrios, además de tratamientos termales o la destrucción de elementos orgánicos y plásticos.