Autoclave: Manual versus autollenado

Hay un serie de factores a tomar en consideración al momento de escoger un autoclave que se adapte a las necesidades del laboratorio. En primer lugar, cada tipo de autoclave posee un sistema de llenado de agua diferente, por lo que se puede escoger uno manual o de autollenado. Ninguno de ellos requiere un desagüe o estar conectado a una fuente de agua externa.

Una versión con llenado manual es más económica, pero requiere de trabajo extra. El agua debe ser insertada directamente en la cámara del autoclave hasta el nivel correcto para cada uno de los usos. En algunos modelos, el equipo posee una pantalla que emite una alerta cuando el agua ha llegado al nivel exacto, a la vez que advertirá al operario al final de cada ciclo para llenar la cámara con agua antes del próximo ciclo.

Durante el ciclo del equipo, en la etapa de vapor libre, se genera una pequeña cantidad de condensado, el que debe ser liberado del autoclave a través de una manguera ubicada en la parte trasera del equipo. En uno manual, la manguera puede posicionarse en un desagüe o en una botella de recolección de condensado.

Por otro lado, un autoclave con autollenado no necesita conectar ningún otro servicio externo más allá de la fuente de poder. Estos se diferencian de los modelos manuales en que tienen una reserva integral de agua dentro del equipo. El operario sólo debe llenar este tanque interno a través de una tapa y una sóla carga puede durar entre 15 a 20 ciclos. 

No es necesario llenar cada vez como sucede con los equipos manuales, el autoclave se llenará de manera automática desde la reserva y eliminará el agua luego de la esterilización para remover el exceso de líquido desde el tanque. Tampoco se requiere de recolección del condensado en este equipo, ya que se recolecta hacia el tanque interno.