Cada trabajo tiene sus peligros, la mayoría siendo un efecto de la interacción de las personas con su ambiente de trabajo y los laboratorios no son la excepción. Sin embargo, la mayoría de los trabajadores no asocia los potenciales peligros y heridas a la configuración de sus estaciones de trabajo. La ergonomía es una práctica multidisciplinaria para entender la forma en la que las personas interactúan físicamente con sus alrededores. Las investigaciones en este campo buscan mejorar la forma en la que los sistemas integran de manera eficiente y segura a los humanos.
Las herramientas y procedimientos empleados en la microbiología, buscan insertar al investigador en el mundo infinitesimal. Balancear la comodidad, con la necesidad de precisión increíble, es el principal desafío al momento de diseñar equipamiento para microbiología en el laboratorio. Al llevar a cabo actividades que requieren un gabinete de bioseguridad, como pipeteo o microscopía de riesgo biológico, los riesgos en ergonomía se agravan.
Los riesgos más comunes al trabajar en un gabinete de bioseguridad son:
1- Mala postura: La cabeza inclinada hacia adelante por largos periodos de tiempo, brazos levantados o estirados o posiciones fijadas por largos periodos de tiempo.
2- Trastornos de las extremidades superiores: Acciones repetitivas, posturas incómodas de muñecas y brazos, acciones forzosas.
3- Ambiente: Espacios pequeños, temperatura de la luz, vibraciones.
4- Carga: Trabajar con objetos filosos, calientes, fríos, tóxicos o peligrosos.
5- Otros factores: Equipamiento de seguridad personal que puede hacer el trabajo más exigente.
6- Fatiga: Una acumulación de todos los riesgos listados más arriba.
Algunas de las enfermedades relacionadas con una mala ergonomía al trabajar en un gabinete de bioseguridad son: Tendinitis y tenosinovitis, Tendinitis del manguito rotador, Síndrome de la salida torácica, Síndrome del túnel carpiano, Quistes del ganglio de la muñeca y lesiones de espalda, entre otras.