La potabilidad del agua corresponde a la calidad, característica o condición que hace que el agua sea potable, o sea, que esté libre de contaminantes y sea segura para el consumo humano, higiene personal o preparación de alimentos.
El estándar de potabilidad lo establece la regulación, ya sea internacional o regional de cada país y se compone de una serie de valores considerados como permitidos, dentro de un parámetro de calidad del agua para el consumo y uso humano.
Para analizar y verificar que la potabilidad del agua sea la indicada por la regulación vigente, se deben realizar una serie de ensayos en el laboratorio de sus parámetros físico-químicos, los cuales son:
– Alcalinidad: Viene desde la concentración de hidróxidos, carbonatos y bicarbonatos, la que se expresa en Carbonato de Calcio. Mide la capacidad del agua para neutralizar ácidos y es útil para establecer las dosis de productos químicos utilizados en los procesos de tratamiento.
– Cloro libre residual: Su determinación es vital para la distribución de agua potable, ya que se aplica para su desinfección. Se debe analizar en terreno, previo a la recolección de otras muestras.
– Microorganismos: Son los principales indicadores de contaminación, siendo los más peligrosos los coliformes, los que pueden contaminar el agua en cualquier parte del proceso, ya sea en la distribución o durante el abastecimiento.
– Oxígeno disuelto (OD): Corresponde a la concentración de oxígeno en el agua, la que depende de factores como la temperatura, contenido de sales y presión atmosférica. El oxígeno es parte de todos los procesos químicos y biológicos, por lo que este factor es de gran importancia para la calidad del agua.
– Potencial de hidrógeno (pH): Es el algoritmo de los iones de hidrógeno en una muestra, expresado en mol/L.
– Turbidez: Se define como la reducción de la transparencia de una muestra líquida, la que se produce por material en suspensión, que en el caso del agua potable, pueden ser algas, plancton, materia orgánica y contaminantes, los que llegan hasta el agua producto de procesos naturales, como la erosión o descarga de efluentes.