Para el correcto y seguro manejo y medición de líquidos en el laboratorio existen una serie de instrumentos. Dos de estos equipos básicos son la pipeta y bureta, que aunque puedan parecer similares en su uso y diseño, realmente cumplen funciones muy diferentes.
Tanto la bureta como la pipeta son instrumentos dedicados a la medición precisa de líquidos, pero su diferencia principal reside en que la bureta utiliza una llave para la contención del líquido, mientras que la pipeta utiliza el sistema de vacío para dejar caer de manera controlada el líquido que contiene.
La pipeta, por un lado, es un tubo delgado de vidrio o plástico, que se utiliza para transportar un líquido y luego dispersarse en vasos o sobre otras sustancias. La pipeta, utilizando el vacío, puede succionar el líquido con mayor precisión y luego depositarlo de a poco.
El reducido tamaño de la pipeta limita el volumen de líquido que puede manejar. Estos equipos están marcados con niveles para controlar su graduación. Algunas pipetas tienen un volumen de llenado fijo, lo que establece automáticamente la medición al momento de llenarla por completo.
Por otro lado, la bureta es un cilindro de vidrio que permite variar el flujo del líquido mediante una llave, la cual puede controlar hasta por gotas el contenido. Este es un equipo ideal para cantidades pequeñas de muestra, debido a su diseño más alargado.
Generalmente la bureta no se maneja manualmente como la pipeta, sino que se posiciona en un soporte y se llena desde arriba. Su uso más común es en las titulaciones, ya que es útil para medir de manera rápida y eficiente las concentraciones de los componentes, ya que su mayor capacidad permite menos repeticiones de llenado.
A pesar de que ambas herramientas pueden ser utilizadas en tareas similares dentro del laboratorio, cada una tiene tareas específicas que las hacen ideales para ciertos trabajos por sobre otros. Aun así, ambas presentan alternativas eficientes, precisas y rápidas en el manejo de muestras líquidas.