Los investigadores y científicos han confiado en múltiples métodos de pipeteo para realizar variadas labores en el laboratorio. Esto típicamente ha significado el uso de una pipeta manual para volúmenes específicos, en ocasiones muy bajos. Sin embargo, con el aumento de la carga de trabajo, volúmenes de muestra cada vez más pequeños y la creciente necesidad de precisión, muchos investigadores han comenzado a confiar en la automatización, incluyendo el pipeteo automático.
El uso de una pipeta manual trae una infinidad de beneficios, incluido su bajo costo y el poco tiempo que requiere entrenar a sus operarios. Un laboratorio puede fácilmente adquirir varias pipetas adaptadas para diversos volúmenes, además de diferentes sets para aplicaciones específicas y así evitar la contaminación cruzada.
Más allá de su facilidad de uso, la pipeta manual también es más sencilla de mantener y calibrar. La mayoría de los técnicos de laboratorio son capaces de hacer esta labor sin la necesidad de recurrir a especialistas externos para ello.
Algunas desventajas de la pipeta manual se han hecho más evidentes con el tiempo. Un problema asociado a estos equipos es el error humano. La pipeta requiere de movimientos precisos para operar de manera consistente, por lo que si el operario utiliza una técnica inconsistente, hay riesgo de variación en las concentraciones.
La pipeta especializada ha sido creada para aliviar la naturaleza repetitiva de esta tarea y mejorar así la precisión del pipeteo. Las pipetas de repetición permiten a los usuarios dispensar volúmenes precisos de líquido sin la necesidad de aspirar después de cada paso. Estas pipetas dispensan el mismo volumen fijo cada vez, aumentando la consistencia.
La pipeta multicanal tiene de ocho a doce cabezas que están diseñadas para el uso con varias microplacas, permitiendo que un único equipo llene varios contenedores a la vez. Esto mejora la productividad del laboratorio y reduce tanto el error humano, como las lesiones por repetición en los operarios.