El proceso de producción de azúcar tiene una serie de etapas básicas: La cosecha, el transporte, el lavado y la trituración para extraer el jugo que será evaporado junto con la cal y el sulfato de calcio, hasta la formación de un jarabe concentrado. Luego se cristaliza y centrifuga para separar los cristales, los que serán cristalizados y almacenados.
Una de estas etapas es la formación de semillas, utilizadas en el proceso de cristalización. Para esta etapa existen dos métodos más utilizados: La rotura mecánica del azúcar y suspensión de etanol, y la mezcla del azúcar pulverizada con etanol, además de otros métodos físico-químicos.
Utilizando un molino de bolas de dos cubas, se puede hacer en una cuba el proceso de preparación de semillas y en la otra la maduración. La granulometría ideal, menor a 5 µm, puede ser obtenida entre 3 a 5 días. Luego de esto, se puede realizar el proceso de maduración, en el que se insertan las semillas en el Molino Horizontal, sin bolas, por un tiempo determinado.
Luego, para comprobar la integridad de las semillas, se utiliza un microscopio estereoscópico mediante un análisis de granulometría. La velocidad durante este proceso debe ser lenta, entre 15 y 20 rpm. En esta etapa se mezclan los cristales de la semilla con el contenido de agua del etanol. Una vez finalizada la maduración, las semillas están listas para ser utilizadas en el proceso de cristalización.
Para la preparación de semillas de azúcar, los parámetros más relevantes son: La pureza, el tipo de etanol y el uso de un Molino de Bolas que esté completamente limpio. Esta limpieza debe realizarse con una mezcla de agua y alcohol en todas sus piezas, para asegurar su vida útil y para que se disuelvan todos los restos de semillas que se hayan adherido a las paredes del equipo.