Sólo en Estados Unidos hay unas 150.000 bombas de bencina, las cuales administran 378 millones de galones de gasolina cada día a sus usuarios. A pesar de estos impactantes números, la mayoría de las personas no tiene claro qué contiene el combustible que utilizan. La gasolina moderna es mucho más que sólo petróleo refinado y contiene una complicada mezcla de estabilizadores, elevadores de octanos, detergentes, anti-congelante y una multitud de otras sustancias diseñadas para mejorar la eficiencia del combustible, disminuir las emisiones y maximizar la funcionalidad del vehículo.

Los motores a combustión son consistentemente víctimas de la acumulación de carbono, más notoriamente en los inyectores de combustible, ya que son los que tienen mayor contacto con la bencina. Los inyectores de combustible comenzaron a utilizarse en mayor medida a partir de los 80’, lo que ha hecho del problema de la acumulación de carbono, uno que ha ido a la alza. Uno de los primeros limpiadores de inyectores fue la polieterimida (PEA), patentada en 1995 por Chevron. Luego, en 1996 se creó el estándar de concentración de aditivo más baja (LAC), para que así se establezca la menor cantidad posible de detergentes en la bencina. Esto inspiró a las manufactureras de automóviles a crear estándares del más alto nivel para los aditivos de los combustibles en 2004, el cual logró ser mucho más estricto que el LAC. En un estudio realizado por la AAA en Estados Unidos, se demostró que el combustible de más alto nivel logra ser 19 veces más eficiente en eliminar la acumulación de depósitos en los motores.

En la mayoría de los motores a bencina, menos del 25% de la gasolina consumida por cada ciclo del motor, logrará superar la fricción entre el pistón y la pared del cilindro. Esto es debido a que la lubricación de los motores no logra llegar hasta el cilindro superior, debido al diseño del motor en sí. La línea de combustible es la forma más práctica de lubricar esta parte del cilindro, pero la gasolina utilizada para lubricar el cilindro, hará combustión con el resto de la bencina. Los modificadores de fricción forman una membrana que contiene moléculas hidrofílicas e hidrofóbicas que se adhieren a las superficies de metal para reducir la fricción. Estos modificadores son un nuevo ingrediente en las gasolinas premium que reducen el desgaste del motor en un 30%.

La corrosión es otro problema que plaga a los automóviles. Afortunadamente, los inhibidores de corrosión son otro aditivo común en la bencina que busca prevenir que los componentes se oxiden o corroan. La adición de estos inhibidores en el combustible logra crear una capa protectora sobre los componentes afectados.

Actualmente, existen en el mercado equipos capaces de medir la calidad de la bencina, establecer el octanaje de una muestra y su calificación de golpe en términos del RON y MON del combustible que se esté analizando. Estos análisis se pueden automatizar y documentar desde el mismo equipo.

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